algunas ideas sobre las que he reflexionado #8
la receta de macarrones con chorizo de mi madre
si enero duró aproximadamente ciento sesenta y dos días, febrero ha durado solo nueve o diez. por eso es ya último sábado de mes y por eso, casi sin darnos cuenta, hoy toca otra edición de algunas ideas. con este son ya ocho números, lo que significa que llevo sin fallar a este compromiso exactamente desde julio: enhorabuena para mí por seguir escribiendo y gracias a vosotros por seguir leyendo. vamos allá.
aprendemos a querer como nos quieren
el otro día, en una conversación de whatsapp con mi padre sobre algunos recuerdos de cuando éramos pequeños, me acordé del drama de mis campamentos de verano. al primerito de todos le calculo que me mandaron con siete años y (supongo que para sorpresa de todos porque si no nos lo habríamos ahorrado) fue un absoluto desastre.
mi única compañía conocida era la sobrina de la señora de la mercería de enfrente de la tienda de mi madre, que era algo mayor que yo y que calculo que no me consideraba su amiga. pero allá fuimos, las dos con el resto de niños (¿o éramos solo niñas?) en un autobús infernal desde marbella hasta la sierra de cazorla en pleno verano del sur.
cuando llegamos después de cuatro o cinco horas de carretera y puse un pie en aquel lugar caí redonda al suelo, literalmente: me desmayé por primera (y puede que última) vez en mi vida. lo que vino después es un poco confuso para todos.
mi padre dice que ellos se habían ido a galicia, y que al día siguiente cuando los llamé para que vinieran a buscarme negociaron conmigo y me convencieron de que me quedara hasta el final - si lo hacía, ellos dejarían de fumar. yo en cambio estoy convencida de que ese trato lo cerramos en mi campamento número dos, que también fue un desastre. mi madre cree que vinieron a recogerme y nos fuimos de allí los tres, pero tampoco lo tiene muy claro.
en lo que sí estamos de acuerdo es en que cuando llegaron a cazorla yo me hice la chula y pasé de ellos. ahora pienso que simplemente volví a sentirme segura y me permití disfrutar de algunas cosas que dejaron de ser peligrosas con ellos por allí (como por ejemplo comprar chuches en el kiosco con el dinero que me habían dado para emergencias y que yo guardaba como oro en paño por pánico a que de verdad surgiera alguna).
en cualquier caso, en mitad de todos estos recuerdos confusos me di cuenta de que atravesar la península en coche para asegurarse de estar a mi lado en momentos de desamparo real o potencial es un gesto de amor que mis padres han repetido de manera consistente a lo largo de mi vida.
me di cuenta también de que ese es el tipo de gestos que yo tengo hacia la gente a la que quiero. me refiero a que conceptualmente es más probable que te ayude a hacer una mudanza en coche o a preparar una entrevista de trabajo que que te diga regularmente lo importante que eres para mí. supongo que aprendemos a querer como nos quieren.
la receta de macarrones con chorizo de mi madre
ingredientes
chorizo de cocinar o longaniza
salsa de tomate de mercadona (el de la receta casera)
macarrones
queso en lonchas o rallado
paso a paso
ponemos a cocer los macarrones el tiempo que ponga en el paquete
en una sartén o en el microondas rehogamos un poco el chorizo hasta que quede crujiente
se añade el tomate de bote
se añaden una o dos lonchas de queso o el queso rallado
se escurren los macarrones (no se pasan por agua)
se junta todo y por encima se espolvorea un poco de queso rallado
nota
la sal se pone en el agua de los macarrones, porque la salsa de tomate ya lleva sal
decir que sí a ciegas
el otro día escribí en mis notas del teléfono:
Hoy estaba ojeando LinkedIn y al ver un post de un antiguo colega de universidad he pensado: qué coñazo. Menos mal que tuve el valor de reinventar mi camino tantas veces como hizo falta para llegar a donde estoy ahora (y las que me quedan).
cualquiera que me lea podría pensar que dejé mi trabajo en un bufete de abogados de renombre para unirme al cirque du soleil como acróbata aérea. por desgracia no es el caso. simplemente me alegro de no haberme sometido a una oposición para ser notaria, de no haber hecho el máster para ser abogada, de haber sabido decir que no al camino que se suponía que era lógico seguir en aquel momento, y de haberme permitido decir que sí a ciegas a la propuesta de lisboa.
para todos los que no nacemos con una vocación, tomar riesgos es importante.
Qué guay todo lo que cuentas! Por cierto, en septiembre voy a Lisboa y estaré viviendo allí diez meses. Hay algún sitio que recomiendes en especial? 🌟
Me parece extremadamente hermoso el momento ''coche pa' bajo coche pa'rriba''.
Hace días soñaba con la idea de ver a mi padre aparcar debajo de mi casa berlinesa y llevarme a Chiclana con todos los muebles en el furgón para superar el bache que estoy sufriendo. Me imaginaba a mi padre y a mi madre recorriendo kilómetros para venir a rescatarme.
Pero mi padre ya no está.
Y ahora me rescata sin huir de nada.
Gracias Carlota por reflexionar sobre las mil maneras de amar y sobre todo, de agradecer a la vida.